lunes, 7 de junio de 2010

GOLPE DE ESTADO DE 1976

La muerte de Juan Domingo Perón el 1 de Julio de 1974 había dejado a su segunda esposa, "Isabelita" Martinez, al mando del país. La situación socio-económica no era la mejor y, mucho menos lo era la política. Así que, acompañada por el ministro de acción Social y secretario privado de Perón, José López Rega, Isabel se desempeñó en el cargo de presidenta desde el fallecimiento de su esposo. Las cosas no fueron para nada fáciles desde entonces: una serie de decisiones tomadas por el gobierno desataron una inmediata crisis económica y política. Además, la fuerte interna del peronismo, el aumento de la violencia política, y la falta de colaboración del empresariado y las Fuerzas Armadas, hicieron que el gobierno restara en lugar de sumar.
Así, en este contexto de desorden político, económico y social, la Junta Militar se alzó en el poder y derrocó a Isabel el 24 de Marzo de 1976, precisamente a las 0:40hs, cuando un helicóptero ingresó a la Casa de Gobierno y retiró de allí a María Estela Martinez de Perón. Dicha Junta, integrada por el general Jorge Videla (Ejécito), el almirante Emilio Massera (Marina) y el brigadier Orlando Agosti (Aeronáuntica), protagonizó la intervención militar que marcaría un antes y un después en la historia argentina: el denominado "Proceso de Reorganización Nacional".
En cuanto a la relación con las TICs, podemos destacar el arduo trabajo que realizó la Junta Militar por quedar bien parado ante el mundo, tapando con falacias la tristísima realidad que se vivía en nuestro país. La gran mayoría de la información publicada era manipulada por las fuerzas. La censura excedía todo límite, todas aquellas personas que se atrevían a pensar diferente al gobierno eran dignas de los castigos y las torturas ejercidas por éste. Durante los años de dictadura se alcanzaron increíbles cifras: En el primer año ya había más de quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos y decenas de miles de exiliados. Los secuestros de jóvenes, militantes políticos, profesionales y músicos, entre otros, eran el paisaje diario en las calles, a cualquier hora del día. Y, ¿qué podía uno hacer si el mismo Estado que debía protegerlo era quien lo perseguía? Solo algunos valientes se atrevieron a expresarse, y debieron hacerlo camaleónicamente mediante canciones, y poemas con metáforas. Las madres de los jóvenes desaparecidos comenzaron a reunirse para reclamar, en la medida de lo posible, por la aparición de sus hijos, y se formó así La Asociación de Madres de Plaza de Mayo, más tarde llamada Abuelas, ya que además de sus hijos, habían sido desprendidas de sus nietos.
Una de las labores periodísticas más cargadas de valor, fue la de Rodolfo Walsh ya que no dudo en denunciar todas las injusticias y violaciones a los derechos humanos que se estaban viviendo. De hecho dirigió una carta directamente a la Junta Militar, aunque, como era de esperarse, fue asesinado por esto. El mundo entero notaba e intentaba mostrar la situación argentina, pero la Junta se empeñaba en negarlo. Por ejemplo, la revista “El Gráfico”, decía en su número del 30 de Marzo del ´78: “(...)que la verdadera Argentina, tan malintencionadamente distorsionada en algunos países, sea bien conocida y comprendida(...)”. El mundial de 1978 también fue una gran pantalla instalada por la Junta para discimular la situación. Se gastaron millones de pesos en publicidad sobre este evento deportivo con lemas como "los argentinos somos derechos y humanos".

En fin, es imposible encasillar este golpe militar dentro de los que hubo en la historia argentina tan solo como uno más. Su importancia fue y es tan grande que marcó a todo un país, incluso a aquellos que llegamos al mundo años después. Es que, como dijo una renombrada banda argentina en una de sus canciones, "deja profunda enseñanza el sufrir (...) la traición enseña a valorar la lealtad y la opresion a buscar la libertad, y aunque es dificil ver en la oscuridad, la noche acaba y llega la claridad." Y por suerte, así fue para nuestro país. Si bien seguimos teniendo problemas económicos, políticos y sociales, hoy en día todos y cada uno de nosotros gozamos de una valiosísima libertad, libertad de ser y de expresar; convivimos en democracia y bajo un gobierno elegido por nosotros mismos, depositando nuestra fé en que se puede llegar a buen puerto si trabajamos juntos, como país y como sociedad, como argentinos, pero sobre todo, como hermanos.

Ayelén Almenara

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